Emma Dinora Méndez Quintanilla, nació en Chirilagua, departamento de San Miguel, el 17 de noviembre de 1951. Es hija de Natividad de Jesús Méndez y de Ramón Quintanilla (ambos empresarios, de grata recordación) y es la penúltima de cinco hermanos.
Realizó sus estudios de primaria en la Escuela Dr. David J. Guzmán, de Chirilagua y luego a la edad de 15 años, emigró a San Salvador, para continuar sus estudios secundarios -ya que en Chirilagua solamente había hasta 9º Grado-. En San Salvador, se graduó como Contadora en 1971 y en 1980, como Licenciada en Administración de Empresas, de la Universidad de El Salvador.
En el ámbito personal, estuvo casada con Enrique Sánchez Fortis -médico-, con quien procreó dos hijos: Enrique y Dinorah Beatriz Sánchez Méndez -ambos médicos-.
Es una reconocida profesional –sobretodo a nivel de las ONG’s, cooperantes nacionales e internacionales y entidades del Estado-, que cuenta con más de 37 años de trabajo, mediante los cuales ha contribuido a mejorar las condiciones socio-económicas de las mujeres salvadoreñas y muy especialmente de aquellas del área rural y urbano marginal del país, ubicadas en el área de impacto de la OEF.
Recién graduada y durante los primeros 5 años de vida profesional, trabajó con el Estado, en la Dirección General de Contribuciones Directas y luego, con el Instituto Salvadoreño de Fomento Cooperativo (INSAFOCOOP) y con el Banco de Fomento Agropecuario.
En agosto de 1985, producto de una gran bendición, fue llamada para asumir la responsabilidad de liderar y representar en El Salvador, a la OEF Internacional –una organización internacional asentada en Washington D.C., que planeaba trabajar en el departamento de San Vicente, con los diferentes asentamientos de desplazados por la guerra-.
Dos años y medio después -junto a los otros cuatro miembros/as del equipo-, decidieron convertirse en una organización local y fundaron la OEF de El Salvador. Es decir, que la Lic. Méndez tiene 35 años de trabajar como Directora Ejecutiva de la OEF, una organización de desarrollo social, privada y sin fines de lucro, que trabaja acompañando a las mujeres y la niñez de El Salvador, para que alcancen mejores condiciones de vida.
En el marco de su trabajo, ha asistido a diferentes eventos alrededor del mundo –Israel, China, Europa, Sur América, Estados Unidos de América, Cuba, etc.- donde ha compartido el trabajo de la OEF y ha aprendido de otras realidades, lo cual –junto con su equipo-, ha aplicado para contribuir en la mejora de nuestra realidad.
Bajo su dirección -y contando siempre con la bendición y dirección de Dios-, ha involucrado a personalidades sensibles y deseosas de mejorar El Salvador, en las actividades de la Junta Directiva de la OEF –la Licda. María Isaura Sánchez (QDDG), Presidenta de la primera J.D.; la Dra. Ildikó de Tesák, actual Presidenta Honoraria; y su esposo Don Pablito Tesák (QDDG), principal benefactor de la OEF-. Además, ha logrado conformar un equipo de trabajo comprometido, honrado y capaz. Mediante estas fortalezas, la OEF ha crecido y se ha posicionado en las diferentes áreas en las que trabaja –apoyo a la educación, salud, medio ambiente, desarrollo empresarial comunitario-. Actualmente, genera más del 35% de su presupuesto institucional, mediante la venta de servicios de Formación Profesional y Consultorías, las ventas del Centro de Servicios en San Vicente –Hotel, Restaurante y espacios para Reuniones-, la Cartera de Créditos y un Programa de Bienes y Raíces, entre otras actividades económicas que realiza la OEF, para generar “fondos libres”. Estos recursos son utilizados para asumir aquellos costos que no pagan los cooperantes y para invertir, en diferentes ámbitos comerciales, casi todos asociados al trabajo comunitario.
Es así como la OEF, acompaña y potencia a las comunidades, para que sean capaces de resolver sus propias necesidades y haciendo realidad el eslogan: “transformando vidas y desarrollando comunidades”.
El impacto de los 35 años de trabajo de la OEF, pasa porque un 38% de su personal son personas que viven y trabajan en las comunidades acompañadas, generando de esta manera empleo y desarrollo. Llegando hasta el punto en que algunos de los niños y niñas, que formaron parte de la población atendida en las Salas de Nivelación, forman ahora parte del Staff institucional, mientras que otro de su personal de base, son ahora graduadas universitarias, inspiradas y motivadas por su trabajo con sus mismas comunidades, y algunos/as han sido becados/as para asistir a eventos en Israel, México, Perú, Washington, etc., como un reconocimiento a su entrega por sus comunidades.
Actualmente, en la OEF trabajan 76 personas -50 mujeres y 26 hombres-, cada una de ellas representando a una familia, quienes tienen un trabajo digno y mediante el cual tienen su sustento y llevan oportunidades y prosperidad a las más de 10,705 familias, que participan en los diferentes proyectos ejecutados por la OEF.
Hablar de Emma Dinora Méndez es hablar de la OEF, pues casi la mitad de su vida la ha dedicado a su fundación, crecimiento y desarrollo. Precisamente, porque proponerse mejorar las condiciones de vida de las familias, mediante las mujeres y niñez, representa un enorme y permanente desafío e implica institucionalizar y canalizar diferentes esfuerzos. No obstante, en el transcurso de los 35 años, en que la OEF ha acompañado a las comunidades, ha variado sus respuestas a las cambiantes condiciones de la población local, iniciando con la resolución de necesidades básicas y haciendo una transición para responder además, a necesidades estratégicas, que es donde la OEF se enfoca en este momento. Apostándole a la participación activa de la población local, del gobierno municipal y de las diferentes fuerzas, ya que somos conscientes de que “la base del desarrollo, es el desarrollo de base”.